Desear dormir para olvidar la
culpa,
y no poder
hacerlo porque la
culpa
no deja dormir.
Tratar de pensar en lo que no dé
miedo,
y descubrir que
es el
miedo
el que hace
pensar.
Buscar afuera lo que me haga
libre,
y fracasar
porque ser
libre
es justamente
eso, ser.
Seguir,
víctima de la
cordura,
torturado por
el miedo,
marcado por la
angustia.
¿Qué tan malo
será morir?
Lucas Berruezo
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