Mirame a
los ojos,
no dejés de sonreír;
no voy a mentirte,
jamás estarás orgullosa de mí.
¿Será por
mis opiniones contrarias
o por mi necesidad de una irrecusable soledad?,
¿será por mi deseo vehemente de aprender a volar?;
no lo sé;
tal vez sea mi mirada acertadamente miópica
que ve los intersticios donde la sangre brota a granel;
pensé que el arte me iba a proporcionar amor,
respeto, admiración,
y sólo me proporcionó una pared.
Me siento a
hilvanar
versos que alguien se encargará de destruir,
sólo para demostrarte que soy una persona,
que llora, sangra y no deja de sonreír,
ante la cruel realidad
de que jamás estarás orgullosa de mí.
de que jamás estarás orgullosa de mí.
Lucas Berruezo
No hay comentarios:
Publicar un comentario