No me lastimes más.
No me digas que no vi lo que vi,
que no escuché lo que escuché,
que mi mente fabula
más allá de la realidad;
por favor te lo pido:
no me lastimes más.
No me lastimes más.
Un corazón enamorado
a poco puede aspirar,
con la certeza de la agonía
apuesta a la felicidad;
de rodillas te ruego:
no me lastimes más.
¿Será que el amor
alimenta el alma
lo mismo que daña
el corazón?
No me lastimes más.
Las calles están vacías,
con una oscuridad sepulcral,
no son las calles, vida mía,
es mi alma devastada,
que te suplica a gritos:
¡no me lastimes más!
¿Puede el amor
ser un torniquete al corazón?
Lucas Berruezo
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