PREGUNTA POR EL ADIÓS
No me pregunto
por qué
nos amamos ayer,
cuando el sol
brillaba
todavía para los
dos.
Mi pregunta es
por qué
después de tanta
mugre,
al mirarnos de
frente,
no nos odiamos
hoy.
¿Será que el destino,
siempre tan
cínico,
nos hizo así,
negándonos toda
opción:
lo
suficientemente fuertes
como para
separarnos,
pero demasiado
débiles
como para decirnos
adiós?
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